Puerto Madryn y Puerto Pirámides

6 de Febrero de 2022 – Las Grutas a Sierra Grande (120km)

7 de Febrero de 2022 – Sierra Grande a Puerto Madryn (138kmkm)

8 de Febrero de 2022 – Puerto Madryn a Puerto Pirámides (94km)

10 de Febrero de 2022 – Puerto Pirámides a Puerto Madryn (94km)

Nos empezábamos a adentrar en la Patagonia y las distancias entre ciudades o pueblos ya empezaban a ser más largas. Dos días de ruta con una parada a dormir en la YPF de Sierra Grande nos alcanzaron para llegar a la ciudad de las ballenas pero en una época donde las mismas no estaban.

En Puerto Madryn conocimos a Diego y Abi, una pareja que estaba armando su Mb180 y nos conocía por las redes sociales. Él paraguayo y ella patagónica, se habían conocido en Buenos Aires y hace pocos meses habían decidido venirse al sur para armar su motorhome, la historia nos sonó familiar. Compartimos algún asado, nos ofrecieron su casa como si fuésemos amigos de toda la vida y nos recomendaron lugares para conocer en esos días.

Puerto Madryn
El gran asado de Diego

Estábamos estacionados con el portón abierto en un playón en frente de Gendarmería cuando se nos empezó a acercar un dogo blanco enorme. Como si no estuviéramos ahí entró de un salto a la camioneta y no sólo eso sino que se subió a nuestro sillón cama y se acostó muy cómodamente. A Juli le encantan los perros pero este particularmente daba un poco de miedo así que no nos acercamos mucho. Ya nos queríamos acostar a dormir así que cuando pasaron 10 minutos y el señor dogo no se movía de su lugar, empezamos a intentar llamarlo, silbarle, cantarle, rogarle y todo lo que nos animábamos a hacer a distancia sin osar molestarlo. No había caso. El señor estaba muy cómodo y no existía la más remota posibilidad de que yo intentara alguna onomatopeya para espantarlo. Prefería esperar hasta la madrugada antes que enfrentarme a ese pedazo de bestia (solo en apariencia porque la realidad es que el pobre perro no había hecho más que subir y acostarse en la cama).

Después de intentar por casi media hora llamar la atención del, a esta altura dueño indiscutido de la camioneta, el tipo levantó la cabeza, miró al horizonte y decidió que su descanso había terminado. Se alejó tres metros de la camioneta a oler algo detrás de un árbol y con Juli aprovechamos para recuperar nuestra vivienda. En un movimiento sincronizado que ya veníamos planificando hace tiempo, ella entró sutilmente a la camioneta sin llamar la atención del usurpador, yo cerré rapidamente el portón (que necesita de bastante fuerza y ruido para hacerlo de manera correcta) y en un movimiento ya poco sutil y alterado por la tensión del momento, salté por la puerta del acompañante para ya sí, desde adentro de nuestra casa, cerrar la puerta y sentirnos a salvo nuevamente.

Para los amantes de animales, luego nos enteramos que el dogo era conocido en la zona por estar siempre en el estacionamiento de gendarmería y hasta incluso nos enteramos de otras historias de viajeros a los que también se subió a sus camionetas tal vez con reacciones menos patéticas de los dueños del vehículo.

Al otro día nos fuimos a Puerto Pirámides. A través de una chica que habíamos conocido en Puerto Madryn, conseguimos que nos cobren la entrada como invitados y no como turistas lo que nos alivió bastante el gasto de entrada al parque nacional. A su vez, esta chica también nos congeló unas botellitas de agua en su freezer para ayudar a nuestra heladera que demandaba mucha más energía de la que habíamos calculado antes de salir.

Puerto Pirámides
Puerto Pirámides II

La llegada al pueblo fue hermosa. Una bajada en la que se ve toda la playa desde arriba, sus acantilados y una perlita: una cancha de fútbol hermosa con un mural del Diego que en ese entonces hacía muy poco había pasado a la inmortalidad. Estacionamos en un playón que estaba lleno de motorhomes y de carritos de comida, caminamos mucho por la playa, nos metimos en cuevas inmensas que se tapaban completamente cuando subía la marea pero quedaban al descubierto al bajar la misma. Nos metimos al mar, yo nadé mucho y me di cuenta que algún día quiero hacer natación de manera más cotidiana, vimos hermosos atardeceres y esquivamos muchas charlas con viajeros que de tan repetidas ya nos empezaban a aburrir.

Puerto Pirámides III
Puerto Pirámides IV
Puerto Pirámides V

Si bien no vimos ninguna ballena, nos quedamos con una impresión hermosa de este lugar al que esperamos alguna vez volver para coincidir con los cetáceos.

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